3 de septiembre de 2010

Libros decimonónicos y de antes


Este libro que acabo de leer me ha despertado unas ganas infinitas de leer novelas del s XIX y XVI. Una época que resulta en ciertos aspectos tan diversa a esta. Donde la gente se trataba con amabilidad y cortesía, done la estética de los pequeños detalles tenía un lugar primordial, sin ser llevada al egoísmo de la belleza actual. Una épica donde claro, reinaba la hipocresía y la represión de tatas emociones negativas, pero donde quienes sabia exprésalas lo hacían con calma, quizá estoicismo. Ciertamente el desenfreno de ahora se deba a esa calma de entonces, pero yo me considero un ser mas apacible que desenfrenado, así que para mi esas novelas son las indicadas, hermosas. Expone las verdades humana sin tanto alboroto, sin tanta demencia, mas con tristeza y melancolía que con impresión y escalofrío como lo hace la literatura contemporánea, que es ruda, dura, como una piedra que te pega en la cara y te hace sangrar.. en esa literatura clásica no hay frases tan profundas y suspicaces e inteligentes y pretenciosas, solo es la vida y ya. Pero venga, se lo digo, la literatura lo demuestra, somos los mismos ahora y hace dos siglos, con las mimas tramas emocionales, dramas, conflictos, solo que ahora nos sorpendemos mas de ellos, lo complicamos mas, lo analizamos mas, hasta lo estudiamos mas. Yo solo agregaría a la vida contemporánea una violencia más oscura y pervertida, pero antes también había las mimas cantidades de violencia en guerras y demás, así que dejémonos de asombrar, ya lo decía Javier Marás, ahora le creo.

Yo por el momento me iré a siglos pasados, porque en esta  época emo todo se dramatiza excesivamente y me cansé.

Además Henry James resulta una obra maestra escondida en mi biblioteca, como una flor que florece sin ser vista, y yo me estoy dando cuenta de su asombroso esplendor.

La Abadía de Northamger

La Abadía de Northamger es un libro adorable, casi tan adorable como Orgullo y Prejuicio. Catherine, la protagonista es una chica tan encantadora y sencilla a la vez y su pretendiente aun mas, gozan de esas cualidades simultáneas de personas inteligentes y no pretenciosas, de bajos perfiles llamaría. Y estoy de acuerdo con Nuria, Jane Austen resulta mas irónica de lo usual, burlándose hasta de ella misma por decirlo así.

Como siempre Jane Austen nos hace sufrir y alegrar con sus personajes, nos hace quererlos, apreciarlas. Este libro me ha ayudado a entender mas a la obra de la autora, que a ratos me resulta terriblemente masoquista. Ella es como cuando nos dan un pedacito de de un postre deliciosisimo y no nos da mas, solo nos da un pedacito y nos deja ahí a la expectativa del resto. Pero Jane Austen nunca dará el resto, ella lo deja a nuestra imaginación, lo cual pues nunca va a ser tan encantadora como su narrativa. Eso obviamente me hace querer que ella se expanda en todas sus descripciones, tanto en la de la psicología de los personajes, como la de los ámbitos donde se desarrollan las historias.

No hay nada mas romántico que Jane Austen, con un toque de suspicacia e ironía. Tampoco hay nada mas clasista que Jane Austen a mi pesar, siempre las heroínas pobres casándose con sujetos ricos. Pero no hay personajes hombres como los de Jane Austen una mezcla de imperfección y perfección que derrite. Yo se que Jane Austen está llena de cliché, pero el que niegue que tantos clichés son hermosos pues… el romanticismo es un cliché ya lo se, y acaso no hay nada mas femenino y delicado que el romanticismo? Seguramente que en esta sociedad ahora las mujeres debemos casi que ser “súper hombres”, aturdidas por la dureza del mundo al que ahora salimos. Quizá ahora no hayan guerras, tanto como antes, para que las mujeres salgamos a ellas, pero ahora estamos más presentes en el mundo, y quizá fakte mucho, pero…. Eso, por favor que no nos robe el encanto de la delicadeza y el romanticismo que resulta tan atractivo y sensual.