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29 de junio de 2010

Divagaciones mias de Sobre Heroes y Tumbas


A mi me da por extrañar a Buenos Aires muy seguido, lo suficiente para haber ido varias veces, para decir “no vuelvo” y para que a los dos meses ya quiera volver. Vaya uno a saber porque, las calles? Lo viejo? Lo dulce? Lo vintage? El amor? Las historias?

Y me acabé el libro, como si últimamente acabar cualquier libro fuera una proeza. Sobre Héroes y Tumbas, tiene hasta nombre pretencioso y el libro es hermosamente adolescente pretencioso. Y a la mitad del libro me fui a Buenos Aires, con una idea diferente de la ciudad, y así la vi y así me espantó y así la quiero volver a ver. Casi todo lo argentino es como un amor maluco, malsano, idiota.

Sobre Héroes y Tumbas está lleno de melancolía, tristeza, oscuridad real, drama sobreimpuesto, adolescencia tormentosa.

Alejandra, ese prototipo de chica hermosa y ruda, típica chica que odia a su madre y ama tormentosamente a su padre, típica chica que se niega todo, que vive el dolor hasta la muerte. Cuantas veces las mujeres no fuimos así odiadas por nosotras mismas, criticadas por nosotras mismas, suicidas por nosotras mismas, renegando hasta el cansancio desde uno mismo, pasando por la familia terminando en la sociedad, y uno solo busca el abrazo, el abrazo que diga no más.

Cuantas mujeres no abran querido matar a su padre y olvidar a su madre? O quizás eso solo sea una característica argentina, ellos tan consientes de lo paterno, lo familiar lo psicoanalítico. Algún día yo también quise matar a mi padre, lo juro, y me ha tomado muchos años liberarme del yugo de los padres, pero bueno se hace, se logra, no es una tarea imposible, es amarga, es dolora, toma tiempo, toma quizá desastres pero se logra como todo

Ya no voy para historias re tristes de pasados remotos, las entiendo, las cobijo, las ilumino con alguna luz, les hablo, las trasformo, hay algunos fantasmas extraños por ahí que aún no comprendo del todo y como cualquier fantasma me atormenta a ratos, como harpa uno para hablarle al mas allá?

No entiendo bien porque ese libro es un tesoro para algunos o muchos, releído y releído , como la biblia, raro. Seguro que los tesoros literarios propios son aquellos de los que uno no comprende mucho y quisiera comprender, y seguro que los libros muy comprendidos no se convierten en sabiduría para uno.

3 de marzo de 2009

Sabato

Si alguien quiere, le vendo el libro Sobre Héroes y Tumbas de Sabato, nuevo, sin leer, comprado a finales del año pasado…

Si tuviera 17 años, quizá 21 o 22 me lo hubiera leído con gran placer, pero me he puesto a llorar nada mas al llegar a la página 23, y no fue un llanto cualquiera, fue de esos llantos que salen de muy adentro. Yo, desde hace un tiempo he dicho y me he propuesto ponerme limites con los libros por mi bienestar emocional y mental y aunque sea difícil lo voy a hacer. Podrán llamarme sentimental excesiva, y he de admitir que soy más sensible que la generalidad de la gente, y aunque últimamente, para mi bien, dejo fluir mas mi sensibilidad, aunque me falte mucho y que en un tiempo solo me interesa esconder, este libro no lo soporto, es demasiado triste para mí y es una tristeza mezclada con oscuridad que no quiero recibir ahora.

Es una lástima porque es un libro tan de Buenos Aires y porque tiene unas citas que lo dejan a uno pensando mucho, pero Martin y Alejandra se parecían demasiado a mi en mi adolescencia y es como si me hubiera devuelto en el tiempo y no lo soporto, mi adolescencia estuvo muy llena de tristezas encontradas e incomprensibles en ese momento, de melancolías muy profundas, lo terrible de la adolescencia es soportar tanta conciencia de la realidad cuando nunca antes se fue consciente, no quiero mas dramas familiares asumidos en la adolescencia. No voy a decir que aborrezco esa época, no, fue maravillosa, intensa y aprendí tanto…, yo viví mi adolescencia como tuve que haberla vivido, dándole la cara a los dolores más profundos y estoy absolutamente satisfecha de eso, a mi adolescencia y a la forma en que la viví le debo mucho, mucho de lo que soy en cuanto a mis cualidades actuales se refiere, pero ya fue.

Es una lástima porque se ve que es un gran libro, pero me temo no lo leeré, no se puede estar toda la vida arrastrándose en el dolor del pasado, no se puede ser tan victimitas y masoquistas. La literatura latinoamericana está muy cargada de emocionalidad, una emocionalidad que me esta empezando a exasperar, en general la literatura de todo el mundo no se puede decir que no tenga emocionalidad, pero me parece a este punto que la latinoamericana se da “garra” como se dice vulgarmente, y yo ya no la estoy empezando a soportar.

Cuando uno cambia lee cosas diferentes, cuando uno crece también lee cosas diferentes, hay libros para cada época de la vida y este no es el de esta época mía, no lo es, hubiese sido perfecto hace unos cuatro años, hubiese sido más que perfecto en mi adolescencia tardía, como lo fue Rayuela y en general la obra de Cortázar.

Me quedo en esta instancia de mi vida con la literatura inglesa contemporánea o clásica, una literatura reservada, prudente, sensata, inteligente, quizá densa, nunca victimita, una literatura consecuente, no son los personajes ingleses los que se sumen en el dolor y la pena, no son los que recuerdan con melancolía y añoranza, no son los personajes de la literatura inglesa los que culpan de sus dramas al mundo entero menos a ellos mismos. Ellos viven los mismos dramas que cualquier ser humano del planeta, pero los ven y los asumen diferente y de una forma que a mi realmente me gusta, una forma más madura desde mi punto de vista.