20 de marzo de 2011

Never let me go - Kazuo Ishiguro

Veamos, cuantas cosas he querido decir de este libro, cuantos sentimientos suscitados, cuantas comprensiones y recuerdos abordados, cuantos personajes relacionados con la vida real, la mía, la propia, la de otros, la de los de alrededor.

Al principio me pareció aburridísimo, lo diré, con el pasar de las hojas y el tiempo me vine acordando de cosas… de niños en internados… de niños en colegios… de la opresión de niños en colegios y de pronto me vi en este ámbito de un internado imaginándome como habrá sido la vida de “otros” y ya no pude parar. La vida sin padres, la vida de los infantes abandonados, de los que no saben que es crecer en una familia, de los que son burlados por cuasi la sociedad entera.. la vida de los que no tenían el abrazo de las buenas noches de los padres, los regalos nimios, juguetes, pendejadas significativas, en fin.

Después esto se convirtió en otra cosa, en otra cosa casi completamente diferente, casi oh si, casi, en algo oscuro y sombrío como lo diría el mismo autor, en algo tan desoladoramente triste que recordarlo duele aun.

En si no importa mucho que esto se trate de niños clonados que crecen hasta ser adultos, para donar órganos, en sí y como siempre se trata en las novelas de Ishiguro, se trata de “lo que no fue”, de lo que no pasó. Pero esta vez con una melancolía que destroza el corazón, esta vez, él, Ishiguro si nos hace doler por completo eso “que no fue”. Convirtiéndose para mí en el maestro de este arte, de mostrarnos las historias de vidas simples, sin dejar de ser hermosas y sobretodo dignas, pero vidas que perdieron un tiempo, un algo donde ya después era tarde.

Le cuesta a uno reponerse de este libro, queda ese dolor inmenso de los que lucharon por cosas simples como el amor, digo que el amor es una cosa simple? Oh si, cuando sabes a quien amas de verdad sí que es una cosa simple; por aquellos que lucharon por cosas aun más simples como una vida “normal”, digo normal? Si, con un trabajo simple como ser el vigilante de un parque o ser la vendedora de una tienda de ropas. Nunca han visto con que cierta satisfacción algunas personas hacen estos trabajos? Como si hubieran logrado la vida en ello? Pues así es, y uno con ambiciones ultraterrestres….

Que da el dolor de muchas cosas, el dolor del arte, el dolor del arte desperdiciado, habrá de ser el arte desperdiciado? Quizá a veces parezca el arte un desperdicio, quizás parezca a veces un desperdicio eso que nos conecta con nosotros mismos…. Con nuestra alma, eso se ve tan desperdiciado en los otros afanes de esta sociedad… no se porque digo esto, quizá y yo misma aun lo siga viendo así….

Ah si, por último, y como para completar con broche de oro, esto vuelve a cambiar por completo , si por completo, y de pronto Hailsham, el internado, donde crecieron estos niños, ya después adultos, Hailsham se convierte en el tesoro, en un tesoro, en el tesoro de sus corazones, porque así es, no hay infancia que no guarde tesoros, no hay infancia por mas olvidable que quiera ser… que no guarde esos momentos, esos recuerdos que nos ayudan a vivir por el resto de nuestras vidas, quizá allí este nuestra alma, nuestra esencia

No hay comentarios: