19 de mayo de 2009

Puuuues Mario Benedetti…

Puuuues Mario Benedetti… como dijo Des a Bendetti muchos lo leyeron en la adolescencia y pues yo también como cuando tenia 15 – 16. En ese entonces tenía un novio muy avispado, recorrido y otros muchos defectos, en cuyas garras caí cual inocente y cuasi idiota adolescente. A el le gustaba Benedetti y me regalo uno de sus libritos, yo lo leí fascinada y me gusto hasta el día en que otro novio lo vio en mi biblioteca y dijo con sarcasmo, burla, cara de asco, risa de superioridad “Benedetti? Tienes un libro de Benedetti? Jajaja” y me la monto por el resto del día. Claro el es el master en la sensibilidad poética, en la sensibilidad musical, en el arte de escribir, en el buen gusto del cine, el chico impresionable (cuando se le da la gana, pocas veces se le da) y que tiene con que impresionar, el que uno cree que jamás le va a dar ni la hora. Cuando se fue de la casa, cogí el libro con curiosidad, lo abrí, leí algunas poesías no entendí porque era tan malo según él, lo cerre, lo puse en su sitio y nunca, nunca más lo volví a leer.

Pues Benedetti evidentemente es un poeta para las masas, una poesía fácil de entender como dijo Des, una poesía que a todos les gusta, una poesía que no hay que decifrar, que no te da para pensar, que voca sentimientos que fácil vienen y fácil se van. Y aunque yo no sepa mucho de poesía, ni lea mucha poesía he de decir que una que otra vez me he embarcado en poetas complejos como T.S Eliot y es interesantísimo, porque si algo tiene la buena poesía es que lees diez veces una estrofa o un poema entero y cada vez ves mas cosas, la comprendes mas, se disulida mas, se descompone mas hasta que se hace de uno por completo o nunca se hace.

Lo que tiene la buena poesía es esa capacidad de llegar muy adentro y hacerte descansar de esos pesados sentimientos que a veces vienen. Lo que tiene la buena poesía es que no solo evoca el amor romántico o el dolor del amor romántico, evoca toda clase de amores, toda clase de dolores, toda clase de penas, toda clase de melancolías, de toda clase de relaciones, de circunstancias de la vida. Y pues Benedetti se centro en su amor romántico y expresión romantica tan fácil de entender, tan evidente, tan predecible.

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