Feria del tercer mundo

Estuve en la feria del libro este fin de semana, como de costumbre, cada año. La diferencia en la costumbre este año es que no tenía mas de cien mil pesos en el bolsillo, lo cual para esta ciudad tan cara con los libros, es realmente poco. Pero no importó mucho, en mi biblioteca hay al menos unos diez libros en espera, más los dos que me compre. Como sabia que solo me iba a comprar un par de libros me dije que tenían que ser “los libros”, nada de experimentaciones contemporáneas, vamos por los monstruos. No fue tan fácil encontrar buenas ediciones de Ulises de James Joyce. Oh si, este año quizá me sumerja en el súper valorado Joyce, porque? Porque me leí los Dublineses y me pareció una completa genialidad incomparable con nadie, ni nada. Porque me gustan las lecturas difíciles, esas que me partan el coco; porque he leído tan tan pocos clásicos en mis 26 años.

Llevo mas de 15 años negándome a los clásicos, por varias razones, una no me cae muy bien el pasado ni la historia, dos creo que si se trata de comprender al ser humano contemporáneo pues que mejor que la literatura contemporánea? Tres, los clásicos son tan monstruosos que tengo miedo a llevarme una gran decepción de ellos y así de la literatura. Es como cuando a uno le hablan muy bien de alguien que uno no conoce, muchas personas y muchas coinciden en que esa persona es fantástica y uno sabe que algún día va a tener la oportunidad de conocer esa persona, pero no quieres, no quieres por miedo a decepcionarte.

Pero el año pasado leí uno de esos clásicos: Madame Bovary de Flaubert y quede encantada de semejante tipo, como sabe de mujeres de hace dos siglos y de ahora. Y después leí a Jane Austen y también quede encantada y asombrada con lo generalizable que pueden ser los clásicos a cualquier época de la historia de la humanidad, quizá por eso sean clásicos por su capacidad de sobreponerse al tiempo.

Entonces me compre Ulises de James Joyce, que pensé nunca me iba a comparar y me compre Guerra y Paz de Tolstoi, que nunca pensé leer.

La feria del libro esta muy pero muy regular, que pena pero esta muy tercermundista, a parte de William Ospina, ningún escritor mas representativo. Decían que Neuman iba a estar y no va a estar. Siempre me he preguntado a que va la gente a la feria del libro cuando aquí nadie se lee mas de dos libros por año, y por allá de superación personal o como ser exitoso en su empresa o como educar a sus hijos. Si, a mi me gusta mucho la feria, pero he de admitir que está muy mala este año, o quizás siempre lo ha estado y hasta ahora me vengo a enterar. Norma, Planeta y Panamericana se llevan los más grandes estáns, y esas editoriales son digamos, no tan buenas. Alfaguara salva sin promociones, así que no salva tanto. No sé como será en grandes ferias de grandes ciudades, supongo que habrá una Tusquets con gran están, al igual que Anagrama y Salamandra y Alianza y con grandes estans, con al menos un par de escritores medio conocidos firmando libros, y buenas y reales promociones, pero aquí ni editoriales con están independiente, ni estáns grandes, ni buenas promociones, ni escritores firmando, muy picho, comparando con mis suposiciones de otras ferias.

Como siempre me encontré cada año con la chica bonita y que sabe mucho de libros que atiende en Anagrama, raramente, siempre me reconoce, y me recomendó los Niños Muertos de Amis aclarándome que no se trata de niños muertos reales, quiza esten muertos en otro sentido, si. Me pregunto qué hace una mujer tan literaria y joven, año tras año, ya van como cuatro, y sigue atendiendo ahí mismo, yo la vi cansada y hasta decepcionada, no tenía tantas energías como otros años, estaba más calmada, sosegada, como si le hubiera acontecido algo más bien doloroso en la vida que la hubiera frenado un poco, se le nota a ella que ha sido muy desjuiciada y que le gusta vivir a mil, lo que me extraña y me llama la atención de esta mujer es que le guste tanto Amis, como a mi, se ha leído todos sus libros, nunca pensé conocer a una mujer que le gustara Amis. Bueno tampoco es que la conozca, apenas cruzamos algunas palabras cada año, lo que pasa es que a mi me encanta deducir cosas de la gente que me parece interesante y que apenas conozco, como lo hacia el protagonista de tu Rostro mañana de Marías. Si así soy yo, veo caras, oigo conversaciones y empiezo a deducir toda una personalidad y un mundo de historias detrás, a veces, casi siempre uno acierta, cuando puede confirmar.