10 de abril de 2009

Las horas del verano y la decadencia de las familias.




De las muy pocas películas que vi de Eurocine esta me gusto mucho, con Juliette Binoche, una actriz excepcional y encantadora, no hace película mala. Película francesa del 2008, historia familiar, nada como las historias familiares en películas.

La madre de una familia medio aristócrata, con tres hijos grandes, con trabajos, hijos y demás, muere dejando la fortuna de la colección artística de su tio (el tio de la madre, pintor muy reconocido). Uno podría decir que la película se trata de la típica herencia dejada a una familia y las complicaciones generadas por la repartición de la herencia. Pero si uno “ve” bien la película es mucho más que eso. En realidad la película trata del fin de una familia truculenta, intrincada, llena de secretos, asuntos sin resolver y que por lo tanto termina como debe terminar, con unos hijos, cuya mayoría solo les interesa enterrar su pasado familiar en lo más profundo de la tierra.

Juliette Binoche, que se ve irreconocible en esa película, interpreta a una de las hermanas, es diseñadora y vive en Nueva York, otro de los hermanos es un hombre de negocios que se va a vivir disque a China y el tercer hermano es un economista catedrático de universidad que vive en Paris, el único que vive en Francia.

Me da la impresión que las familias de por si están llenas de secretos, cosas sin decir, secretos muchas veces truculentos, cosas que se vuelven tan innombrables que por eso se convierten en secretos, pero son esos secretos que todos conocen, pero de los que nadie habla, el secreto que es conocido por cada uno de los miembros de la familia pero nadie es capaz de nombrar. Ante este tipo de secretos y oscuridades familiares los hijos asumes diferentes posiciones, esta el que asume una posición de resentimiento y alejamiento de la familia, los chicos rebeldes, a los que la madre, uno podría pensar no quiere mucho, los típicos hijos que deciden largarse muy lejos de sus casas y países incluso, como estos hermanos, uno se fue para China y la otra para E.U, pero es una rebeldía que no habla con palabras, que solo está en conductas; está el hijo que asume una posición de complicidad, de sumisión, el hijo preferido por la madre, el hijo perfecto, el hijo que acepta sumisamente todo a sus padres, el quizá manipulado, que se queda toda la vida con sus padres, el que nunca se aleja, el hijo que trata de conciliar a los hermanos rebeldes con sus padres y nunca lo logra, el que se cree el salvador de la familia, pero nunca la salva porque ni siquiera es cpaz de salvarse a si mismo..

La cuestión es que en esta película la madre muere, y queda la gran herencia de objetos artísticos atesorados en una casa de campo que de por si la misma casa ya es un tesoro. Sería lógico pensar que tales objetos deberían quedar en la familia para ser pasados de generación en generación, y así piensa uno de los hijos, el hijo perfecto que adora su madre, quien ama tales obras de arte y no desea venderlas, ni le pasa por la cabeza, y uno mismo lo piensa “una familia debería conservar sus tesoros artísticos de generación en generación, es lo mas lógico, el arte no se vende, se hereda”.

Pero que va, cuando se vive en una familia llena de truculencias, secretos, oscuridades que nunca nadie fue capaz de confrontar, por muy bonitos y valiosos que hayan sido los cuadros del tio x, y por mas que los muebles de la casa sean un tesoro de diseño antiguo, nada de esos objetos tiene ningún valor para aquellos que fueron perjudicados y sufrieron las incongruencias de unos padres tan disfuncionales, el dolor que producen los padres a los hijos hace que sus hijos simplemente ya no quieran nada mas de ellos, hace que uno quiera irse muy lejos de su familia, de su país, matar toda su cultura, como hizo Juliette Binoche en la película, se fue a Estados Unidos, se convirtió en una diseñadora con un estilo muy contemporáneo, se viste de una forma moderna y simple, menos como una francesa, no desea tener hijos, y a duras penas se viene casar a los 40 años, y es la que finalmente decide tomar toda la fortuna artística de su familia, llevársela Christies y subastarla, maravilloso, aplaudible y totalmente comprensible.

Que el arte, que la hermosa casa antigua, que los muebles de no se que diseño estúpido se vayan al diablo, cualquier objeto familiar deja de tener un valor afectivo cuando ni siquiera se tuvo un valor afectivo por la propia familia, por lo padres, porque es una valor inmerecido. Así terminan muchas familias, cuyos hijos simplemente no desean conservar nada de sus padres muertos (en concreto), prefieren venderlo, que desaparezca de sus sentidos y claro quedarse con el dinero más productivo. Yo pienso que cuando una familia es realmente valorada por sus hijos, estos prefieren quedarse a la muerte de sus padres con las herencias materiales intactas y conservarlas, lo he visto en ciertas familias, sin importarles cuánto vale esto o lo otro, o si es mejor tener el dinero o no, deciden no vender nada y conservar los pequeños y grandes tesoros materiales de sus padres muertos. Detrás de los objetos siempre hay un valor material o emocional y dependiendo de las historias se prefieren los valores materiales o emocionales. Los hijos no venden las herencias de sus padres solo por el dinero, en realidad lo hacen también porque no quieren saber nada de su pasado familiar.

No es coincidencia que un hijo se vaya a la China y otra para Estados Unidos, cuando uno quiere irse lejos de su país, lejos de su familia es porque no quiere que nada le recuerde su pasado, ni una calle, ni un país, ni una cultura, pero huir quizá tampoco sea la mejor opción, quizá lo mejor sea confrontar lo nunca dicho, lo innombrable, lo que nunca se le dijo a los padres, lo que duele tanto, confrontarlo con todo el dolor que se pueda venir encima, con todo el miedo que se pueda tener, pero hacerlo, al hacerlo quizá ya no queden tantas ganas de huir, al hacerlo quizá se resuelvan mejor los asuntos, al hacerlo quizá sea la mejor liberación del pasado desagradable, pero irse muy lejos nunca arregló nada, hay cosas que solo se llevan en el corazón y es de allí de donde hay que sacarlas. Y cuando eso no se hace, las familias terminan así, perdiéndolo todo desde lo afectivo (si es que algún día existió) hasta lo mas valioso materialmente hablando.

La perdida de una gran herencia artística es la mejor metáfora y ejemplo, en esta película, para explicar la decadencia de una familia donde nunca se confrontó naca de lo que dolía en el corazón.




4 comentarios:

Salvador C. dijo...

Hola,
Me causó mucho dolor esta peli.
Es inevitablemente real la progresión que se desprende de ella. ¿Que cuestiones son importantes?
Cito a Carlos Germán Belli, poeta peruano: "en cada linaje el deterioro ejerce su dominio"

Angry Girl dijo...

ok, yo no podria decir que me causo ni dolor, ni tristeza, la verdad es que me gusto tanto que me alegro que se hiciera esa pelicula, que se mostraran tales cosas. Saludo!

*Ivonne*BlackCatHat dijo...

a mi me encant{o esa peli, me senti identificada en ciertos sentimientos y pulsiones.

Angry Girl dijo...

y cuando fuiste? yo el jueves, seguro me viste